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Mientras escribo esta meditación, termina hoy una historia triste en un lejano país llamado Myanmar, también conocido como Birmania. Un pequeño grupo de caudillos militares tomó el poder y gobernó la nación con mano de hierro durante más de 19 años.
En septiembre de 2007, el pueblo se levantó en protesta contra sus gobernantes, bajo la conducción de monjes budistas muy respetados. Los manifestantes marcharon pacíficamente durante muchos días. Luego vino el desastre. Los dictadores usaron sus fuerzas militar y policial contra el pueblo; mataron al menos diez personas y encarcelaron a centenares de manifestantes. El gobierno birmano informó que esa fue la cantidad de muertos y heridos. Otros informes extraoficiales hablan de centenares de muertos y otros tantos de heridos. Es difícil conseguir información exacta, porque el gobierno controla todos los medios de comunicación, y aun restringe Internet cuando videos de las duras medidas represivas aparecen en YouTube.
Mientras el pueblo de Birmania sufre, sus líderes viven rica y cómodamente. Tienen a la nación aislada del resto del mundo, y administran la escasa riqueza de la nación como si fuera su propio comercio de caramelos.
Lo mismo pasa en diversos lugares del mundo hoy día. Muchos gobernantes viven a expensas de su pueblo. Pero eso no es nuevo. Antes, cuando Israel conquistaba Canaán, todas las naciones circundantes tenían reyes que vivían fastuosamente y gobernaban con poder absoluto. Pero Dios nunca tuvo la intención de que los israelitas se condujeran así.
¿Cómo lo sabemos? Bueno, revisa el ejemplo de Josué. Durante muchos años había guiado a Israel exitosamente en la batalla. Condujo la campaña militar que permitió despejar la tierra de Canaán. Pero fue el último en recibir su herencia después de que la tierra estuvo totalmente dividida. Además, Josué tenía claro que el verdadero líder de Israel era Dios.
Los buenos dirigentes sacrifican sus ambiciones personales por el bien del pueblo. Eso hizo Cristo por nosotros en el Calvario.
NO DEJES DE LEER
Josué 19-21
¿Qué hizo la tribu de Judá por la tribu de Simeón? Mira Josué 19: 5, 8, 9.