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EPISODIO 2: LA SAGA CONTINÚA

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Entonces los habitantes de Judá fueron a Hebrón, y allí ungieron a David como rey de su tribu (2 Samuel 2: 4).

Todas las buenas películas merecen una secuela, y también las buenas historias de la Biblia. Si pensaste que 1 Samuel fue interesante, espera hasta que pruebes un bocado de 2 Samuel. Pero primero, una breve recapitulación.

Si has leído fielmente la Biblia hasta ahora, no podrás evitar concluir que los seres humanos estamos mal, pero muy mal. Si tú fueras lo suficientemente audaz como para admitirlo, tendrías algunas preguntas difíciles para Dios, como: «¿Qué me puedes decir de todos esos asesinatos contra comunidades enteras de seres humanos? Pensé que eras un Dios al que no le gusta matar» (Éxodo 20: 13). Está bien. Dios no tiene miedo a tus preguntas, o a las mías, aun las más difíciles.

Desde la caída de Adán y Eva en Génesis hasta el ungimiento de David como rey de Judá (2 Samuel 2), y después de todo Israel, la imagen que la Biblia describe de los seres humanos es terrible. Para la época en que David asumió el trono, Israel estaba dividido en dos grupos. Abner, el Sicario de Saúl, estableció una réplica del reino de Israel con Isboset como rey, único heredero de Saúl. Entonces Israel y Judá pelearon por la supremacía.

Tengo tres hermanos mayores, y pensar en pelearme con alguno de ellos me estremece. No porque les tenga miedo, sino porque los amo. Son mis hermanos, y los hermanos no deben pelear, mucho menos matarse unos a otros.

Mientras lees 2 Samuel, observa cómo se comportan los seres humanos y cómo Dios responde cuando echamos a perder las cosas. La estrella de este relato es el rey David. Estás apunto de conocerlo íntimamente, y no todo será bueno. Atestiguarás cómo aumenta su poder, y luego lo verás caer desde las alturas vertiginosas de ese poder. Vas a conocer a sus hijos y, si crees que David necesitaba ayuda psiquiátrica, continúa leyendo. Algunos de sus hijos fueron realmente unos engendros.

Pero más que nada, en 2 Samuel verás a un Dios que nos dice cuándo estamos mal, purifica nuestra inmundicia, nos ama en los tiempos difíciles y nos da oportunidad tras oportunidad para llegar a ser lo que él quiere que seamos.

Esta epopeya tiene que ver totalmente con Dios, ¡y por lo tanto contigo!

NO DEJES DE LEER

2 Samuel 1-3

Una de las características de los grandes líderes es su buena disposición a perdonar. Revisa la reacción de David ante la noticia de la muerte de Saúl (2 Samuel 1: 17-27). ¡David era un gran hombre!

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