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BARCOS EN EL DESIERTO

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¡Vengan a las aguas todos los que tengan sed! (Isaías 55: 1).

¿Sabías que barcos en el desierto? No en todos, claro, pero sí navegan por el desierto de Gobi, en Mongolia. Son el único medio para llegar a zonas remotas de Afganistán, Turquía, la Federación Rusa, Irán y China.

Sé lo que piensas: «¿A quién se le ocurre poner un barco en el desierto?». ¡Pues a Dios, entérate! Pero sus barcos desérticos no tienen mástil, vela, motor, o marineros. Estos barcos tienen dos extrañas jorobas, patas bien acolchonadas que les permiten deslizarse por la arena del desierto, piel gruesa y dos filas de pestañas que los ayudan a resistir las grandes tormentas de arena. Los barcos de Dios en el desierto se llaman camellos.

Si alguien duda que Dios sea el Creador de toda vida, el camello lo hará reconsiderar su opinión. Hay pocos animales tan maravillosos como el camello. De acuerdo con un artículo que publicó la revista Discovery Science and Scripture en su página web, los camellos almacenan agua en unas pequeñas bolsas al lado del estómago. (No, no guardan el agua en sus jorobas.) Sus poderosos sistemas digestivos pueden succionar agua de plantas y arbustos; otros animales no pueden. Casi nunca sudan, así que no pierden tanta agua como tú y yo. Cuando respiran, sus fosas nasales remueven la humedad de su aliento y la hacen circular por todo el cuerpo.

Pero aunque los camellos están extraordinariamente adaptados a la vida del desierto, y son capaces de caminar en el calor durante más de 18 horas seguidas mientras llevan cargas pesadas, también necesitan agua, y cuando tienen sed, ¡tienen sed! Un camello puede beber hasta 95 litros de agua en menos de diez minutos.

Aunque no lo creas, tú y yo somos parecidos al camello, aunque más guapos. No podemos sobrevivir sin agua durante mucho tiempo, pero pensamos que podemos sobrevivir sin el agua de vida, que es Dios. Por lo general, nos levantamos y comenzamos nuestro día sin dar gracias al Señor por habernos permitido vivir un día más. Hacemos planes y le pedimos que los bendiga. Pero en pronto tenemos hambre espiritual, y sed también.

Hay una buena noticia: Dios tiene lo que necesitamos, pero debemos ir a él para quitarnos la sed.

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