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A nadie le gusta que lo amenacen, especialmente cuando uno intenta hacer algo bueno. Hace algunos años fui a un congreso de jóvenes en el que una joven que llamaré Pamela compartió un testimonio que nunca olvidaré. Cierta vez, mientras caminaba por el campus de la universidad, Pamela vio a una chica que parecía sentirse mal. Parecía que había llorado, así que se acercó y le preguntó si le pasaba algo malo.
Al principio, la chica dudó en contestar. Pero después de hablar, decidió contar a Pamela toda su historia. Sus padres adoraban al demonio, y ella vivía con ellos. No solamente adoraban al diablo sino que también tenían símbolos de ocultismo colgados por toda la casa, y le habían prohibido a la chica que adorara a Dios. Era consciente de que adorar al demonio estaba mal, pero no podía decir algo al respecto.
Pamela quedó atónita, pero la joven compartió su historia con tanta sinceridad y honestidad que sintió que no era cuento. La chica dijo que había llevado a escondidas una Biblia a su casa, para leerla, claro. Pero su madre encontró el Libro y lo quemó. Luego la amenazó con echarla de la casa si se atrevía a llevar otra Biblia. Qué horror, ¿verdad? (Hay situaciones terribles en la vida. Si estás en alguna, pide ayuda.)
Servir a Dios no es siempre un picnic. A veces provoca que se burlen de nosotros, o que algo peor nos amenace. Quizá no hay otro libro en la Biblia que muestre los desafíos de servir a Dios fielmente como el de Jeremías. El profeta era todavía un adolescente cuando Dios lo llamó para darle un mensaje de advertencia a Judá. Era un mensaje que nadie quería oír, ¡especialmente proviniendo de un muchacho!
Durante casi cinco décadas, Jeremías trató apasionadamente de convencer al pueblo de Dios que se arrepintiera de sus pecados y regresara al Señor, pero solamente logró ser ridiculizado y atacado. ¿Te puedes imaginar estar durante casi 50 años seguidos llamando al pueblo de Dios y no conseguir casi nada? ¿Continuarías intentándolo?
Jeremías obtuvo valor de una premisa importante: Dios lo había llamado y estaría siempre con él.
NO DEJES DE LEER
Jeremías 1-3
¿Por qué está Dios tan molesto con Israel? Jeremías 2.