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El libro de Zacarías concluye con varias profecías que pueden ser difíciles de comprender. En general, la profecía habla sobre el fin del tiempo, específicamente sobre el día del Señor cuando los impíos sean juzgados. El siguiente pasaje de La Palabra nos ilustra el mensaje vívidamente.
Esta es la palabra, oráculo del Señor, que dirige a Israel el Señor que desplegó los cielos, cimentó la tierra y creó el espíritu humano:
-Voy a convertir a Jerusalén en copa embriagadora para todas las naciones de su entorno; y lo mismo sucederá con todo Judá cuando Jerusalén sea sitiada.
»Aquel día convertiré a Jerusalén en una piedra que ninguna nación podrá levantar, cualquiera que intente levantarla quedará destrozado. Todas las naciones de la tierra se aliarán contra ella.
»Aquel día -oráculo del Señorharé que se desboquen los caballos y se vuelvan locos sus jinetes. Mantendré abiertos los ojos sobre los habitantes de Judá, pero a los caballos de las naciones los dejaré ciegos. Pensarán entonces los clanes de Judá: "En el Señor, Dios del universo, está la fuerza de los habitantes de Jerusalén".
»Aquel día convertiré a los clanes de Judá en montón ardiente de leña, en tea encendida entre gavillas de mies; a derecha e izquierda devorarán a todas las naciones de su entorno, mientras Jerusalén volverá a ser habitada donde siempre. Pero el Señor salvará en primer lugar a las gentes de Judá para que ni la descendencia de David ni los moradores de Jerusalén se envalentonen a costa de Judá.
»Aquel día protegerá el Señor a los habitantes de Jerusalén: el más débil entre ellos se sentirá fuerte como David, y la dinastía de David será para ellos como Dios, como un ángel del Señor al frente de ellos.
»Aquel día exterminaré a todas las naciones que intenten atacar a Jerusalén» (Zacarías 12: 1-9, La Palabra).
NO DEJES DE LEER
Zacarías 11-14
¿Estás listo para encontrarte con Dios en paz? ¿Hay pecados en tu vida que te gustaría confesar? ¿Por qué no ahora mismo? Algún día el Señor dejará de perdonar pecados. Ese día está muy cercano.