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Dios llenó los árboles de savia porque les da vida, así como la sangre a los cuerpos de los animales y los humanos.
Mediante experimentos, hemos descubierto que la savia de algunos árboles es dulce y puede usarse con nuestra comida. Los arces, o árboles de maple, son de los más conocidos productores de jarabe. En Estados Unidos, mucho antes de la colonización europea, los habitantes de los Grandes Lagos y la zona de San Lorenzo sabían extraer la savia de los arces. Los arces negros también tienen savia dulce, pero no se usa tanto como la de los azucareros. Se podría pensar que extraer la savia del arce lo mataría, pero al parecer, no es la misma savia que lo hace crecer.
Entre enero y abril, según la zona geográfica, la savia comienza fluir por el árbol. La mejor época es la del deshielo, cuando los días son tibios y las noches frías. Se perforan agujeros a los árboles y así sale la savia, mediante tubos, para caer en las cubetas. Luego se hierve la savia en contenedores enormes para evaporar el agua. En general, 110 a 190 litros de savia producen como 4 litros de jarabe de maple. ¿Te habías preguntado por qué la miel pura de maple es tan cara? Ahora lo sabes. Si el jarabe sigue hirviendo se convierte en azúcar.
Así como Dios hizo que todos los árboles tengan savia, nos dio la vital sangre. Sin embargo, también nos ha dado una vida que no requiere sangre: la vida espiritual. Para vivirla correctamente requerimos el poder de Jesús. No dejes que Satanás se entrometa en tu vida. Pide a Jesús que la proteja, para que Satanás no pueda quitarte tu «savia espiritual», porque de ser así, tu vida sería como la nada.
Gracias a Jesús porque hoy te cuida.