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Frutas verdaderas

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Los pueden reconocer por sus acciones, pues no se cosechan uvas de los espinos ni higos de los cardos, S. Mateo 7: 16.

Uno de los grandes placeres que tenemos en esta tierra es comer deliciosas y jugosas frutas. Cada una tiene su propio sabor y es raro encontrar dos cuyo sabor sea parecido. Sin embargo, hay frutas que tienen sabor similar pero apariencia muy diferente.

Muchos tipos de plátanos crecen en Brasil, incluyendo el llamado maçá. Si cierras los ojos e ignoras la textura, y te concentras únicamente en el sabor, parece que has mordido una manzana. Hace algunos años, durante una reunión familiar en Hawái, trece de nosotros viajamos en dos vagonetas. Al conducir por la carretera nos topamos con una curva. Ahí vimos grandes arbustos cubiertos de florecitas blancas. Mezcladas con esas había grandes matas de flores rojas. No podía creerlo. Frené repentinamente y orillé nuestro vehículo. Bajé y tomé fotos con mi cámara. Luego, para ver más de cerca, fui a investigar. Adivina qué vi. Alguien había tomado grupos de grandes flores rojas de un arbusto y por medio de alambre, las había sujetado entre las flores blancas más pequeñas de otro. ¡Qué decepción! Al menos era una linda imagen para las navidades.

Jesús dijo que la gente se da a conocer por sus frutos. Quiso decir que la gente que examina la vida de otras personas puede saber si son cristianas. Los cristianos hacen cosas propias de su fe. No van a lugares indebidos. No dicen insultos ni groserías. No comen y beben alimentos que no son saludables. No imitan el comportamiento de quienes no siguen a Jesús.

Al observarte hoy tus amigos y maestros, ¿podrán notar tu cristianismo? Pide a Jesús ahora mismo que te ayude a actuar y hablar como cristiano(a) hoy.

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