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Hacia el final del verano muchos campos se tornan amarillos, y la gente alérgica al polen comienza a estornudar. Con frecuencia culpan a las flores amarillas llamadas varas de oro. Piensan que esas plantas, que abundan en ciertas regiones, las hacen estornudar y jadear. Pero la vara de oro en realidad no es la causa de tanta incomodidad. A la pobre vara de oro la culpan por lo que hace su prima la ambrosía. ¿Te han culpado por algo que hizo alguien más? Estoy seguro de que a todos nos ha pasado. Pues bien, eso le ha sucedido a la vara de oro, porque crece básicamente al mismo tiempo que la ambrosía hacia el final del verano.
Hay más de 100 variedades de vara de oro en Norteamérica y son muy útiles para el medio ambiente. Durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos, George Washington y sus tropas bebían un té sustituto hecho de vara de oro. Los estados de Nebraska y Kentucky han elegido a la vara de oro como flor oficial. Parientes de las margaritas, las varas de oro son consideradas compuestas, porque las cabezas de flores de cada planta están hechas de pequeñas flores tubulares en el centro, con flores liguladas en el exterior. Una especie, la Solidago bicolor, tiene flores liguladas blancas en vez de amarillas.
Más de 1000 especies de abejas, escarabajos, moscas, mariposas y polillas se alimentan de la vara de oro. En las noches frescas, muchas criaturas se refugian en los mullidos receptáculos, que han absorbido el calor del sol de la tarde. El polen de la vara de oro no vuela en el aire, porque es pegajoso y pesado, y solamente lo esparcen los insectos. La vara de oro pertenece al género Solidago, que significa «curar» o «sirve para todo».
Recuerda a la inocente vara de oro, culpable de las faltas de alguien más. Pide hoy a Dios que te ayude a no juzgar o criticara alguien cuyas acciones te cuestiones.