Diente de león

Si alguien viniera y te preguntara si te gustaría comer una cacerola de diente de león, pensarías que esa persona está loca. Pero en realidad, mucha gente no solamente come las hojas de la planta de diente de león, también las raíces y la flor. Esta achicoria amarga es mejor conocida como «diente de león», debido a sus hojas picudas que parecen dientes.

Sería difícil encontrar un lugar en el mundo en que no haya dientes de león, porque pueden crecer en casi cualquier terreno. Ricas en vitaminas A, B y C, las hojas se cocinan como espinaca, y sirven para preparar ensaladas y sopas. La raíz primaria, que puede medir más de 40 centímetros, se puede secar, tostar y moler para hacer café de hierbas. Los indios llamaban a la raíz primaria, «raíz fuerte». El café de raíz tostada se usaba para aliviar la acidez estomacal.

En Europa e Inglaterra, el diente de león se consideraba planta medicinal. Su látex lechoso se usaba como diurético (para extraer agua del cuerpo) para estimular al corazón y los riñones; así ayudaba a la digestión y purificaba la sangre. Se hacía una pasta con hojas y harina, para curar moretones y problemas de la piel. La sustancia lechosa del tallo se aplicaba a verrugas y espinillas, supuestamente para ayudar a quitarlos. Se hacía un brebaje con las hojas que se creía era bueno para los problemas oculares y fortalecer el esmalte dental. Parece que el diente de león es bueno para varias cosas, así que es más que una hierba mala del jardín.

Jesús es la solución a nuestros problemas. Al reflejarlo en nuestras vidas, los demás notan que somos cristianos. Dios quiere que estemos por toda la tierra, así como los dientes de león, de modo que seamos útiles para los necesitados. Los cristianos podemos llevar el amor de Jesús a mucha gente, y así el mundo entero cambiará. Pide a Jesús que te ayude a beneficiar la vida de alguien hoy al demostrar su amor.