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Quizá el más polígamo (que tiene muchas parejas) de los ciervos es el ciervo canadiense o wapití, el nombre que los indios shawnee dieron a esta criatura. Los ingleses que llegaron a América los llamaron ciervos porque se parecían a los que hay en Europa. (Siempre me he preguntado qué pasó con los nombres que Adán dio a todos los animales. Claro que él no hablaba nuestro idioma.)
Como la mayoría de los venados, el wapití pierde su cornamenta cada otoño y le sale una nueva en primavera. Los machos alcanzan una altura de metro y medio al hombro, y sus cuernos miden casi metro y medio, así que son animales muy imponentes. En la época de celo, los machos emiten un sonido muy parecido a un rebuzno. Al escucharlo, otros machos responden con un desafío. Se encuentran y luchan hasta que uno salga huyendo. El ganador se queda con las hembras.
Los wapitís tienen cuerpos tremendamente fuertes, como si estuvieran hechos de acero. Su pelaje es marrón grisáceo. Tienen una pequeña cola blancuzca en el centro de un parche amarillento en su anca. Un cervato de wapití pesa de 15 a 18 kilos al nacer, pero rápidamente aumentan a 317 o hasta 362. Pueden correr a 56 kilómetros por hora y dan muy bien la vuelta. Una especie vive en Norteamérica.
Dios nos dijo que los hombres deben tener una sola esposa, y las mujeres un solo esposo. Pero la gente ha alterado el plan de Dios desde el jardín del Edén, y debido al pecado, todos sufrimos. Di a Dios hoy que quieres seguir sus instrucciones y no hacer tu voluntad. Serás mucho más feliz si sigues las instrucciones de Dios, pues él sabe lo que te conviene.