Rabia

Seguramente has escuchado hablar de la rabia, esa enfermedad terrible que afecta el sistema nervioso. Uno de sus síntomas 1: característicos es el rechazo al agua, por eso también se conoce como hidrofobia. Sabrás de los perros rabiosos, pero otros animales también son portadores. Los gérmenes están en la saliva del animal y suelen transmitirse con una mordida. Si no recibe tratamiento, la rabia es mortal. Si a una persona la muerde un perro, un animal de granja o uno salvaje, y hay sospecha de rabia, se deben tomar varias medidas. Primero, es necesario limpiar bien la herida con bastante jabón y agua (un médico me dijo que eso es casi tan importante como la vacuna). Luego, por supuesto, hay que ir al doctor.

Segundo, hará falta capturar al animal culpable y ponerlo bajo vigilancia. Si después de diez días se comprueba que no tiene rabia, puede recuperar su libertad. Si tiene rabia, habrá que sacrificarlo. Tercero, si hay sospecha de rabia, la víctima tiene que comenzar a inyectarse la vacuna de inmediato. Hace años, las inyecciones se hacían en el abdomen y eran muy dolorosas. Hoy, la primera inyección se pone en la zona herida, y las demás en un músculo más grande, según sea el caso. Si resulta que el animal no tenía rabia, se pueden suspender las inyecciones.

Son escasos los perros y gatos que tienen rabia hoy día, porque ya se han hecho inmunes. Los que ahora transmiten la enfermedad son los animales salvajes. Los zorrillos, aun los domesticados, parecen serlos portadores más comunes. Los murciélagos, mapaches, algunos zorros y coyotes, también transmiten la rabia. Antes se pensaba que los roedores eran grandes portadores de rabia pero se ha comprobado que no es verdad. Es peligroso acercarse a un animal salvaje que se ve enfermo, pues hay mucho peligro de contraer rabia.

David, al hablar de la gente malvada, no cristiana, mencionó su influencia venenosa. Pide a Dios hoy que te proteja de la nefasta influencia de quienes no son cristianos.