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Regeneración

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Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová. Isaías 54:13.

El río Nuevo era una nauseabunda mezcla de aguas negras que atravesabala ciudad de Mexicali, en la frontera con California. Ahí, bajo el puente Colorado, vivía José Barriga.

Esa mañana el sol salió más agresivo que nunca. De pronto José oyó pasos, se revolvió sobre los cartones donde estaba echado y echó mano al puñal. Un rostro sonriente de un hombre de mediana edad, vestido de traje y corbata, apareció ante sus ojos.

¿Qué quiere? —rugió José con el puñal en una mano y una botella de licor en la otra.

-Le traigo un poco de pan y esta Biblia. José le arrebató la bolsa del pan. ¿Quién es usted? -Soy su hermano. José soltó una carcajada.

-Soy su hermano en Cristo -el hombre sonreía—. Tome este dinero. Le alcanzará para pagar un baño público, comprar ropa nueva y comprar comida. Tome esta Biblia. Volveré mañana.

El hombre se fue. José puso la Biblia a un lado y guardó el dinero.

Al día siguiente, a la misma hora, el visitante fue a buscar a José. En su lugar vio a un hombre sobrio, bien vestido, leyendo una Biblia.

-Busco al hombre que duerme debajo de este puente --preguntó el recién llegado.

--Yo soy --contestó José. El hombre lo abrazó, y le dijo:

-Se ve usted muy bien. Dedíquese a juntar fierros viejos y venderlos. Le irá bien. No vuelva a beber licor. Construya su futuro.

--Sí, señor, muchas gracias... pero... ¿quién es usted?

-Eso no importa, lo que importa es que conozca al Hombre del que habla ese libro ---y le señaló la Biblia.

El hombre se fue.

Una mañana de sábado, un caballero me saludó a la salida de la iglesia. Mc preguntó si la Biblia que llevaba era confiable. La revisé y le dije que sí. Entonces me dijo su nombre: se llamaba José Barriga.

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