Regresar

Grandeza

Play/Pause Stop
Gloria de los hombres no recibo. Juan 5:41.

Este personaje hizo todo lo opuesto a lo que el hombre común entiende por grandeza.

Cuando sus buenas acciones le granjearon la popularidad y sus seguidores quisieron concederle el poder político, él los reprendió, despidió a la multitud que lo aclamaba, y se fue de ahí. Luego dijo en público: “Gloria de los hombres no recibo” (Juan 5:41).

Cierta vez que sus amigos se enemistaron entre sí. En vez de someterlos y censurarlos, les lavó los pies.

Cuando sus rivales lo apresaban, en vez de alentar a un amigo que atacó a un adversario, lo desarmó y socorrió al herido.

Cuando lo juzgaron los sacerdotes de su pueblo, famosos por su maldad, y los jueces civiles, proverbiales por su vileza y crueldad, no se defendió. Nadie lo declaró culpable, pero ninguno lo absolvió. Todos lo condenaron. Luego caminó mansamente hacia el cadalso, y ahí murió, rodeado de enemigos.

Gracias a la misericordia de unos hombres ricos, tuvo una sepultura digna, aunque no hubo tiempo para endecharlo ni para embalsamarlo. Durmió en la prisión de los demonios, el sepulcro, pero su Padre lo sacó de ahí porque una vida tan luminosa no merecía un claustro tan tenebroso.

Desde entonces este hombre ha sido venerado. Aunque nunca lo vieran, millones de personas de todas partes han dado su vida por él. Dondequiera se le adora, se construyen templos en su honor, y las prensas no cesan de imprimir libros acerca de él. En honor a su nacimiento y su martirio, las iglesias y teatros se llenan para escuchar recitales a su nombre. Y los estadios donde antes mataban a sus seguidores ahora se llenan al conjuro de su nombre.

Lo único que este Hombre hizo fue amar y servir a todos, sin otra motivación que el amor y la solidaridad. Los sirvió con su vida y con su muerte. Por eso Dios lo resucitó, lo llevó a vivir con él, y lo invitó a gobernar el universo.

¿Ansías fama, dinero y poder? Piensa en Jesús, quien nunca los buscó.

Matutina para Android