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Cuando Philip H. Bliss tenía unos diez años de edad, al pasar por una casa escuchó sonar un piano. Philip entró y vio a una dama que estaba tocando. La señora lo vio sucio y descalzo, y lo echó de ahí. Pero aquel sonido quedó en la mente del pequeño Philip.
En su adolescencia, Philip escribió un himno y lo envió al famoso compositor George F. Root, con una nota en la que le proponía que si el himno le parecía bueno, le enviara una flauta. George Root le envió la flauta.
Bliss llegó a Chicago poco después de cumplir los veinte años. Ahí conoció al evangelista Dwight L. Moody ya su consiervo y cantante Ira D. Sankey, quienes estaban presentando el evangelio. Bliss vio la necesidad de himnos y cánticos fáciles de entender por los obreros que asistían a esas campañas, así que le puso música a la doctrina de Cristo. Entonces se formó un equipo de evangelización compuesto por Philip como evangelista musical, George Root, y el famoso Ira D. Sankey.
Después de Fanny Crosby, Philip Bliss es posiblemente el más conocido de los autores de himnos cristianos. Entre sus composiciones se halla la música del himno “Tengo paz", de Horatio Spafford. Basado en las palabras de Jesús a sus discípulos: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63), y en la declaración de Pedro: "Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68), Philip Bliss compuso en 1874 la letra y la música del himno “Bellas palabras de vida”.
Bliss tuvo un fin trágico. En 1876, viajaba con su esposa hacia Chicago y, al pasar por un puente, el tren se desplomó. Bliss logró salir por una ventana, pero volvió por su esposa; entonces el tren se incendió y el compositor murió. Entre los escombros hallaron un himno que acababa de escribir: “Yo cantaré de mi Jesucristo” [“I Will Sing of My Redeemer"].
Philip H. Bliss vivió para la adoración y el amor. En el intento, nos legó preciosos himnos cuya tonada deleita el espíritu y cuya letra predica el evangelio. Aquilata su talento y valora su esfuerzo.