Trabajo

La crítica no ha creado nada, el trabajo sí. Esto lo aprendió el joven Isaac de parte de su padre.

A fines del siglo XVII, muchas iglesias cristianas cantaban salmos bíblicos en verso. Cada línea del salmo era recitada o cantada por una voz líder y debía ser contestada por la congregación. Como el canto era muy lento, permitía decorar y ornamentar la melodía con notas adicionales, pero cada quien lo hacía a su propia manera, y el resultado no era muy agradable.

Un día, Isaac volvió a casa desde la iglesia quejándose de la música que había escuchado. Entonces, su padre le dijo:

¡No te quejes; escribe algo mejor!

Eso fue lo que hizo Isaac. El domingo siguiente, la congregación cantó un himno suyo: “Mirad las glorias del Cordero". Fue el primero de los 650 himnos que Isaac Watts compuso para la iglesia.

Los himnarios más exitosos de Isaac Watts fueron Himnos y cantos espirituales, producido en 1707, y Salmos de David imitados en el lenguaje del Nuevo Testamento, en 1719. Luego revisó los salmos, “para hacer que David hable como un cristiano". Algunas de sus letras se siguen cantando hoy, como el tradicional canto navideño “Al mundo paz” (HASD #78), o los himnos “Eterno Dios, mi Creador” (HASD #76), “Sangró mi soberano Dios” (HASD #94) y “Yo canto el poder de Dios" (HASD #64), entre otros. Como Isaac Watts, hay muchos jóvenes que se dedican a la fácil tarea de criticar todo. Hay otros jóvenes que prefieren contribuir a mejorar el mundo, como Boyan Slat, quien dice haber inventado un dispositivo que puede remover del mar los desechos plásticos que la gente ha arrojado ahí. La plataforma recorre el océano capturando los trozos plásticos, los que habrán de ser reciclados. Boyan podría haberse conformado con criticar a quienes ensucian el mar; prefirió hacer algo para limpiarlo, y lo logró.

No critiquemos. Busquemos siempre soluciones.