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LA ESPOSA DE LOT
El Diccionario de la lengua española define la palabra “espejismo” como una ilusión o apariencia engañosa de algo. Se cuentan muchas historias de personas sedientas y extremadamente cansadas que, al caminar por el desierto bajo temperaturas muy elevadas, perciben espejismos. La mente les jugó una especie de engaño, y sus ojos captaron la silueta de un oasis o de personas que pudieran venir en su auxilio. Pero la realidad es cruel. Lo que veía no existía, se trataba apenas de una ilusión óptica, de un intenso deseo o un desesperado intento por sobrevivir.
El día de la destrucción de Sodoma y Gomorra, dos ángeles advirtieron a Lot que huyera con su mujer y sus hijas, pero lo que ocurrió con su esposa fue trágico. De ella ni siquiera se menciona su nombre, solo se la identifica como la mujer de Lot. Las instrucciones de los ángeles habían sido claras: “Escapa por tu vida; no mires tras ti” (Génesis 19:17). Dice la Biblia que cuando llegaron a Zoar, la pequeña cuidad adonde escaparon, la mujer de Lot, a espaldas de él, miró hacia atrás y se convirtió en una estatua de sal.
¡Qué impresionante! Un caso más en que el personaje bíblico recibe retribución inmediata por su desobediencia. Y nos preguntamos: ¿Por qué miró hacia atrás cuando se le había advertido que no lo hiciera? Parece que en un instante su mente y su visión experimentaron un espejismo.
Sodoma, de donde misericordiosamente se le estaba dando la oportunidad de escapar, no tenía nada bueno que ofrecer. El vicio, la corrupción, la maldad y la inmoralidad reinaban por todas partes en la proverbial ciudad. Tal vez haya disfrutado de algún tipo de beneficio y comodidad material como los de ciertas ciudades de este tiempo, pero esas cosas pasajeras no debían ser valoradas más que la bendición de sobrevivir por gracia.
La mujer de Lot fue engañada por un espejismo, porque toda ventaja material es una ilusión pasajera si la comparamos con la supervivencia y la salvación. En un momento crítico para su vida espiritual, su mente pareció turbada por la vida que dejaba atrás. Reflexionemos hoy en esto, pues el pasado nos sirve para aprender de él y evitar las sendas del error. —LF