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Cómplices

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Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño? Éxodo 2:7.

LA HIJA DEL FARAÓN

Me encantan los libros con tramas intrincadas, poco prevesibles, y de final inesperado. ¡Y eso es precisamente lo que nos ofrece el texto bíblico de hoy!

Desde el principio, la hija del faraón sabe que el niño que acaba de rescatar de las aguas es un niño hebreo. Ahora una jovencita se le acerca y le ofrece una nodriza hebrea para que cuide del pequeño que acaba de adoptar. Si la princesa fuera como yo, inmediatamente le hubiera dicho a la jovencita “¿Y tú piensas que yo nací ayer?” O quizá hubiera pensado que todo era una conspiración. Lo cierto es que los hechos ocurrieron como ocurrieron.

Segura de que Dios estaba manifestando su voluntad, quisiera enfocarme en el drama humano. ¿No crees que la princesa analizó lo que estaba ocurriendo, y con una sonrisa pícara y un guiño de ojo aceptó el ofrecimiento de la niña? De mujer a mujer, el corazón de la princesa se conectó con el corazón de una madre desesperada, dispuesta a todo con tal de salvar la vida de su amado y pequeño tesoro, incluso si el sacrificio incluía encontrar una madre sustituta. Por supuesto, como ya hemos leído la historia, sabemos lo que ocurrió, pero ¿te imaginas ese momento crucial en el que la hermana del niño esperaba la respuesta de la princesa? ¡La vida de su hermanito estaba en juego! Imagino el suspiro de alivio cuando esta le responde que está de acuerdo, que vaya a buscar a una nodriza. Más emocionante aún, ¿te imaginas las lágrimas de alegría de la madre del niño cuando escucha las buenas noticias?

Dios nos invita a que seamos sus “cómplices” en la proclamación de la salvación. Fuimos creadas para buenas obras. Es su deseo que juntas colaboremos en beneficio de las personas que carecen de apoyo, consuelo, amistad, abrigo, alimento, salud; en fin, que vivamos el evangelio con el prójimo. ¿Quisieras aceptar su invitación? LF

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