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¿Olvidada de Dios?

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Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. 1 Samuel 1:2.

ANA

La historia de Ana es quizá el caso de muchas esposas que piensan que no pueden tener hijos porque Dios las ha olvidado.

Ana tenía signos de una estima propia muy baja, se sentía desplazada e insegura respecto al futuro. Elcana la amaba, pero ella era muy infeliz porque no tenía hijos. Además, debido a la presión cultural y religiosa, se sentía maldecida por Dios a causa de su esterilidad. Esto se manifestaba vez tras vez, no solo en las reuniones anuales sino siempre que surgía una oportunidad de que Penina se exaltara sobre su rival. Permitía que Satanás la utilizara para acosar, y si hubiera sido posible, para exasperar y destruir a una de las fieles hijas de Dios (ver ST, 27-10-1881).

¿Cómo debiera entenderse la realidad de la infertilidad en la pareja? ¿Como una muestra del desagrado de Dios? ¿Como una prueba para la fe de la pareja? ¿O acaso como un ideal divino afectado por el problema del pecado?

Ana buscó la solución en la oración a su Padre celestial, el dador de la vida. Oró incesantemente a solas y en el Santuario. Dios escuchó su clamor porque amaba a Ana, y también a toda mujer que pide confiando en que él cumplirá su voluntad en su vida.

El consejo de la sierva del Señor dice así: “Si los que no tienen hijos, pero han sido hechos por Dios administradores de recursos, quisieran abrir su corazón para atender a los niños que necesitan amor, cuidado y afecto, y les ayudaran con bienes de este mundo, serían mucho más felices que ahora” -HC, 150.

El tiempo transcurre y su vida también, pero el tiempo que Dios le brinde, vívalo para el Señor, no importa su condición. Usted puede vivir contenta con lo que tiene. Pablo nos enseña: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11). La historia nos habla de muchas mujeres estériles además de Ana, entre ellas Raquel, la esposa de Jacob (Génesis 30:2). Ellas recibieron la enseñanza del Señor y aprendieron a esperar.

Te invito a meditar en el tipo de vida que llevas. ¿Estás siendo una sierva que da muchos frutos, o eres estéril a la voluntad de Dios? —AC

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