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Amor de hermanos

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Entonces la hermana del bebé se acercó a la princesa. "¿Quiere que vaya a buscar a una mujer hebrea para que le amamante al bebé?", le preguntó. Éxodo 2:7 (NTV).

MARÍA (MIRIAM), HERMANA DE MOISÉS

Los hermanos comparten uno de los vínculos más fuertes. Viven tantas cosas juntos que se convierten en cómplices y amigos inseparables. Sin embargo, algunos hermanos terminan siendo rivales que compiten por el amor de los padres. La Biblia registra numerosos ejemplos de hermanos cuyas relaciones difíciles acabaron en discusiones irreconciliables, dolor, e incluso la muerte, como Abel y Caín, Jacob y Esaú, o José y sus hermanos.

María era la hermana mayor de Moisés. El relato bíblico narra como ella actúa con suma inteligencia para proteger la vida de su hermanito. Primero acompañó al bebé hasta el río y vigiló la canasta donde yacía. Luego se acercó a la princesa egipcia y le consiguió una nodriza. María había recibido instrucciones precisas de su madre. La astuta estrategia de Jocabed, acompañada de fervientes oraciones y de la intervención de María, salvó a Moisés de una muerte segura.

Moisés y María tuvieron una muy buena relación la mayor parte de su vida. Las Sagradas Escrituras solo registran un episodio en el que María critica a Moisés y es castigada por Dios (Números 12:1-15). El resto del relato bíblico nos habla de una hermana mayor que protege, apoya y defiende a su hermano menor.

Amram y Jocabed educaron a María y a Aarón para que amaran y defendieran al pequeño bebé que estaba en peligro. También los educaron para que dieran a Dios el primer lugar.

Aunque los hijos desciendan del mismo padre y la misma madre, cada uno es único e irrepetible. A menudo estas diferencias o peculiaridades de carácter pueden dar paso a relaciones imposibles. Las madres cristianas somos llamadas a enseñar a nuestros hijos a amarse, a respetarse en sus diferencias, a escucharse y a recordar que el amor cubre todas las faltas.

Jocabed le enseñó a María a cuidar de su hermano menor. Diseñó una estrategia que Dios bendijo. María supo qué hacer y qué decir en cada momento de aquel arriesgado plan.

Que Dios nos dé sabiduría para enseñar a nuestros hijos a apoyarse, respetarse, defenderse y experimentar su amor. Que nuestro ejemplo de amor marque sus vidas para siempre. -AP

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