Regresar

¿Por qué a mí?

Play/Pause Stop
¿Por qué pides a Abisag, la sunamita, para Adonías? 1 Reyes 2:22, RV95

ABISAG

Grace era una adolescente que había nacido en el seno de un hogar cristiano y estaba entrando en una etapa que le parecía extraña y difícil de sobrellevar. No es que le estuviera costando adaptarse al lugar donde estudiaba, pues sus notas eran sobresalientes. Lo que la agobiaba era que los chicos la asediaban todo el tiempo y, mientras que sus amigas morían de envidia por su éxito con el sexo masculino, ella se sentía asfixiada por esta situación. El colmo llegó cuando en el recreo hubo un enfrentamiento entre dos chicos que procuraban ganar su afecto. ¡Llegaron hasta los golpes sin que ella pudiera hacer nada! Lo que más le inquietaba era lo que pensarían sus profesores, pues ella sabía que debía dar un buen testimonio por ser “diferente”, es decir, cristiana. También le preocupaba lo que pensarían sus padres si terminaba en la oficina del director por provocar una pelea. Esta chica no era la más linda de la clase, entonces, ¿qué veían en ella que resultaba tan atractivo? Tenía el "adorno interior, el ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” —2TI, 158.

Cuando Salomón asumió el gobierno de Israel en el año 971 a.C., su madre le formuló una petición de parte de su hermano mayor, Adonías, quien había querido usurpar el trono cuando David aún vivía: deseaba que se le diera a Abisag por esposa. Salomón percibió las malas intenciones de su hermano y no accedió. Estos caballeros se estaban peleando por esta doncella y, si ella es la sulamita de El cantar de los cantares, entonces Salomón la amaba de verdad, mientras que Adonías quería utilizarla para sus fines egoístas.

Me gusta pensar que, además de una gran belleza física, Abisag poseía belleza interior, pues de ella se dice que servía al rey en su vejez con solicitud (ver 1 Reyes 1:15). Portentosamente, coincidían en ella dos elementos que suelen considerarse excluyentes. Se piensa que las chicas bonitas no saben hacer nada y tienen que explotar su belleza para sobrevivir. Pero Abisag era hermosa y trabajadora. ¡Qué combinación!

La belleza no es un atributo exclusivo de algunas mujeres. Todas las damas son hermosas. Esta virtud se realza cuando dejamos que la gracia de Cristo se refleje en lo que hacemos. ¡Que more en ti la belleza del Salvador! -GM

Matutina para Android