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La oveja de Dios

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Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer. Génesis 29:17.

RAQUEL

¿Te ha ocurrido que de pronto sientes que alguien se llevó injustamente lo que era tuyo? ¿Un puesto de trabajo, una promoción, un premio por investigación, un esposo? Creo que ese fue el caso de Raquel. Su nombre significa “oveja”.

Después de siete largos años de noviazgo, Raquel fue forzada a ceder a los convencionalismos sociales de su época y a obedecer a su padre Labán, que engañó a Jacob y le dio por esposa a su hermana mayor, Lea. La historia bíblica cuenta que las dos mujeres eran hermosas, pero los ojos de Lea eran delicados. Otras versiones traducen la palabra “delicados” como apagados, tiernos, sin brillo. Algunas personas afirman que el problema de Lea era estrabismo.

¿Sería ese el verdadero problema? El nombre de Lea significa “vaca" o “lánguida”. Considerando que en la Biblia el carácter de una persona se refleja en su nombre, me la imagino bronca, pateadora, difícil de manejar. Pareciera entonces que Lea no era una persona fácil. Lo peor de todo, para Raquel, es que la bronca, pateadora y difícil de manejar se quedó con su prometido, Jacob.

Raquel reflejaba el atributo dócil de una oveja mansa, y la característica esencial de un ama de casa: criterio para gobernar.

No voy a tomar partido ni a juzgar las acciones de Labán; lo que quiero es desafiarte a desarrollar un carácter como el de Raquel. No me malinterpretes. No abogo por una sumisión ciega al despotismo que prevalece en algunas familias. Me refiero a que los hogares necesitan el ingrediente clave de una verdadera mujer: una mujer que ama, pero que es firme y que, con criterio santificado, cumple sus responsabilidades de hija, esposa y madre.

Ese carácter puede obtenerse gracias a la acción del Espíritu Santo en tu vida. Solo él puede producir “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22, 23).

En una sociedad donde el carácter afable es considerado debilidad, y la prudencia, cobardía, se necesitan más “ovejas mansas” y menos “vacas salvajes”.

La Biblia promete que Dios en nosotras puede producir “el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). —SS

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