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Cuando estaba en la escuela primaria, nos hicieron aprender de memoria todos los libros de la Biblia. Por alguna razón disfruté mucho esta tarea, y me encantaba repetir todos los nombres tan rápido como pudiera. Una vez incluso me pidieron que pasara al frente de la iglesia para recitar los libros de la Biblia.
¿Alguna vez te has detenido a analizar los nombres de algunos de los libros de la Biblia? A mí me intrigaban nombres como Gálatas, Efesios y Corintios. Tardé un poco en darme cuenta de que eran cartas que Pablo escribió a las iglesias de los lugares que visitaba. Gálatas fue escrita para los cristianos de Galacia, lo que hoy es Turquía central. Efesios era para los de Éfeso, en Turquía occidental. Corintios fue una carta para la gente de Corinto, en Grecia.
Hace un tiempo viajé a Grecia con mi esposa, y decidimos incluir las antiguas ruinas de los tiempos bíblicos en nuestra visita. Luego de pasear por ellas durante un rato, encontramos un lugar donde sentarnos, allí mismo, en la antigua calle principal. Abrí mi mochila, saqué mi Biblia y busqué Primera y Segunda de Corintios. Entonces comencé a leer, imaginando como las palabras de estas Cartas que escribió Pablo fueron leídas por primera vez en el lugar que estábamos visitando. Hay un capítulo en 1 Corintios que nunca olvidaré: el capítulo 13. Todo el capítulo trata de una sola cosa: el amor. Pablo repite vez tras vez que incluso si hacemos todo tipo de cosas maravillosas, pero no tenemos amor ni demostramos amor a los demás, estamos olvidando la esencia misma del cristianismo.
Te animo a que hoy leas todo ese capítulo; comprenderás lo importante que era para Pablo asegurarse de que los corintios, y también nosotros, entendamos este asunto. ¡Sal y muestra amor a las personas que te encuentres hoy!