¿Tienes hermanos?
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Cuando mis hijos eran pequeños, tuve el privilegio de quedarme en casa con ellos al menos tres días por semana mientras mi esposa trabajaba. Durante esos tres días teníamos una rutina de ir a tres o cuatro lugares que les encantaba visitar. Teníamos una estación de tren histórica y maravillosa en nuestro pueblo, donde les encantaba ver los trenes pasar. Los días lluviosos y fríos nos dirigíamos a la biblioteca pública para leer muchos libros. Otro día de la semana íbamos al zoológico cercano. Los niños conocían bien el zoológico, y anticipaban cada animal que verían a continuación... incluso les pusieron nombre a algunos. Había un lugar donde podían alimentar a los patos. También había un par de emúes que los deben haber amado, pues mis niños juntaban diente de león de todo el zoológico para que cuando llegaran al corral de los emúes tuvieran algo que darles. Los emúes lo disfrutaban y corrían hacia ellos cuando veían que mis niños se acercaban.
En el plantel de la Universidad Andrews, cerca de nuestro hogar, había una granja lechera. Cada semana íbamos a ver como pastaban las vacas y cómo las ordeñaban. La parte preferida de mis hijos era el establo donde estaban los terneritos recién nacidos. Mis hijos pasaban ratos felices en esos lugares, aunque no siempre se llevaban tan bien. Con demasiada frecuencia, los hermanos se pelean.
La Biblia habla de los hermanos, aunque casi siempre creo que se refiere a los cristianos como hermanos en Cristo. Pero si tienes un hermano con quien no siempre te llevas bien, nuestro texto bíblico de hoy se aplica a ti. Es un recordatorio de que Dios espera que seamos amables con nuestros hermanos y hermanas en Cristo, así como con nuestros verdaderos hermanos y hermanas. Los hermanos han de ser una bendición entre sí. No permitas que Satanás los divida y los induzca a pelearse. ¡Sean una bendición los unos para los otros!
