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La excavación

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El alma del perezoso desea, y nada alcanza; más el alma de los diligentes será prosperada. Proverbios 13:4, RV60.

El verano que pasé en Jordania fue, con mucho, una de las experiencias más fascinantes de mi vida. Durante el tiempo que pasé allí, teníamos una rutina muy sencilla cada día. Generalmente comenzábamos el día a las 5:00, con un desayuno temprano y un momento de adoración. Antes de la salida del sol subíamos a un autobús y viajábamos treinta minutos hacia el desierto jordano, al sitio de nuestra excavación; llegábamos antes de la salida del sol. Como estábamos en el lugar de la excavación cuando el sol comenzaba a salir, podíamos excavar antes de las horas más calientes del día. La mayor parte de las excavaciones en el desierto las realizamos antes del mediodía; entonces volvíamos al campamento y almorzábamos.

Luego del almuerzo, se nos daba tiempo para bañarnos y cambiarnos de ropa, ya que todo quedaba lleno de polvo. Luego, limpiábamos y organizábamos nuestros descubrimientos del día, mientras uno de los arqueólogos nos ayudaba a comprender cada uno de los hallazgos. Más tarde explorábamos ruinas cercanas, o el mercado del pueblo. A veces encontraba un lugar lindo y me ponía a dibujar una vista interesante en mi cuaderno. Los días eran largos y ocupados, pero muy gratificantes y memorables.

La Biblia nos advierte sobre los perezosos que no hacen nada con su vida. ¿Estás siendo perezoso, malgastando la vida? ¿Pasas tus días mirando televisión o jugando videojuegos? La vida es un regalo que Dios te da, y quiere que la llenes de nuevas experiencias, amistades y descubrimientos; eso probablemente no ocurrirá si eres perezoso. Sal hoy y cada día, ¡y vive la vida al máximo!

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