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El verano pasado visité un monolito natural en el extremo noreste de Wyoming, Estados Unidos, llamado Devil's Tower National Monumento [Monumento Nacional de la Torre del Diablo]. Antes que nada, tengo que decirte que no me entusiasma mucho el nombre que se le dio a este monumento porque no le pertenece al diablo; le pertenece a quien creó el mundo. Estuve allí filmando un video para un programa televisivo. Manejamos hasta donde nos encontramos con el hombre que nos llevaría a escalar la torre, todavía a unos 8 kilómetros [5 millas] del monumento.
En el lugar nos midieron para equiparnos con los tres elementos más importantes para el ascenso: un casco, un arnés y botas de escalar. A continuación, manejamos hasta el monolito y caminamos hasta la base, al lugar donde el guía dijo que empezaríamos el ascenso. Repasamos algunas reglas de alpinismo y escalada y nos pusimos el equipo. Toda la filmación se desarrollaría en la primera pendiente, o sección, del monolito. Mi trabajo era simple: todo lo que tenía que hacer era escalar unos 18 metros [60 pies] mientras las cámaras filmaban. Al comenzar la escalada, descubrí que había secciones de la cara de la roca que tenían diminutas salientes de las que me podía agarrar, pero algunas secciones no tenían ninguna. Por momentos escalaba y me colgaba del costado de la roca, buscando por todos lados la saliente más pequeñita que pudiera utilizar para subir un poco más alto. De tanto en tanto sentía ganas de darme por vencido porque no podía encontrar ningún lugar del cual agarrarme. Entonces oía la voz del guía diciéndome que mirara un poco más arriba, o hacia algún costado, para encontrar otra saliente.
En la vida llegaremos a instancias que nos parecerán imposibles de sobrepasar. Entonces debemos escuchar cuidadosamente a Dios. A veces nos habla directamente, pero otras veces nos habla mediante su Palabra o por medio de otras personas. Presta atención, ¡y escucha solamente a las personas que son una buena influencia para ti!