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Mientras paseábamos por el desierto egipcio, los camellos se detuvieron Di cerca de las pirámides para beber un poco de agua. Durante parte de este receso, algunos de los camellos orinaron en la arena. Sé que suena asqueroso, pero eso es parte de la vida animal. Unos minutos después, mi camello y el camello que estaba delante empezaron a pelear. Comenzaron chocándose y mordiéndose, y mientras se daban vueltas entre sí, la soga que los unía se apretó ¡y comenzó a afectarme a mí! Los camellos son bastante altos. Yo estaba sentado al menos a 2 metros (7 pies) del suelo, y no quería caerme del camello, pero eso no importaba, porque antes de poder hacer nada, me caí al suelo.
Lo bueno es que el suelo era arenoso y medio blando. Lo malo es que caí donde uno de los camellos acababa de orinar. El caliente desierto había absorbido la mayoría de la orina, pero me dio mucho asco. Mis amigos se aseguraron de que estuviera bien, pero cuando vieron que no me había lastimado, fue difícil resistir la risa ante lo que había ocurrido. Me hicieron bromas y chistes mientras volví a subir al camello, y yo me reí con ellos.
A veces suceden cosas que son simplemente parte de la vida, pero quizá las tomamos demasiado a pecho. Habrá muchos momentos en que tendremos que sacudirnos las cosas malas, seguir adelante y no quedarnos en eso, pensando que es el fin del mundo. Satanás hará todo lo que pueda para hacernos caer. Dios dice que cuando caemos, tenemos que levantarnos otra vez, arrepentirnos y pedir perdón; luego sacudirnos y continuar el camino. No permanezcas en las cosas malas ni en tus pecados. ¡Déjalos atrás!