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Porque al crecer, nuestra laringe se agranda y, por lo tanto, las cuerdas vocales también se agrandan y se ensanchan. Crece la cara, la garganta y entra más aire para producir sonidos más graves o más agudos. ¿Sabías que participar en coros o conjuntos ayuda a la educación vocal y respiratoria? Alabar a Dios con cánticos eleva nuestro espíritu y nos ayuda a tener una mejor comunión con él.
El primer canto del pueblo de Israel fue cuando Dios los libero del ejército del faraón al cruzar el Mar Rojo.
No sabemos si el pueblo hizo una ronda en ese momento, pero sí sabemos que el canto era muy pegadizo, y hasta hoy se recuerda ese hecho como uno de los milagros más grandes de Dios para su pueblo.
Usar palabras conocidas con una música pegadiza mientras movemos las manos nos ayuda a recordarlas por mucho tiempo. Compruébalo: busca tu versículo bíblico favorito, colócale un ritmo y repítelo chocando las palmas con un amigo en diferentes movimientos. Hazlo varias veces y verifica si tu memoria lo ha grabado. “Recordaré las maravillas que hizo el Señor en otros tiempos” (Salmo 77:11).
Desafío:Subraya en tu Biblia tu versículo favorito e inventa una melodía para aprenderlo de memoria.
Lee más en la Biblia, [Éxodo 15:1-18].
Crecimiento espiritual