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LAS MAMÁS Y LOS PAPÁS querían que Jesús pusiera las manos sobre las cabezas de sus hijos e hijas y orara a su favor, así que los llevaban a él. Algunas personas pensaban que Jesús estaba demasiado ocupado enseñando a los adultos como para bendecir a los niños. Regañaron a los padres y quisieron que se llevaran a sus pequeños.
No! -exclamó Jesús, y llamó a los niños-. Que los niños vengan a mí y no traten de impedirlo, porque el reino de los cielos es para quienes son como ellos.
Jesús sentó a los niños en su regazo y los abrazó. Puso sus manos sobre sus cabezas y pidió a Dios que los ayudara a crecer fuertes y felices. Les dijo cuánto los amaba Dios y cuánto se alegraba de que hubieran ido a verlo.
-¿Ven a estos niños? —preguntó Jesús-. Confían en que yo los cuidaré. El reino de los cielos pertenece a quienes me aman como ellos.
Jesús también te bendecirá si se lo pides. Le encanta estar contigo. [Hagan unas manos que oran. Escribe el nombre de tu niño(a) en las muñecas.]
Materiales: Dos platos desechables, tijeras, un bolígrafo. [En un plato, traza el contorno de la mano de tu niño(a), con los dedos juntos, pero el pulgar separado. Recorta una segunda mano, que sea opuesta. Pega las manos, una abajo y hacia la derecha de la otra.]
Tema: Jesús nuestro amigo