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DESPUÉS DE QUE LOS COMERCIANTES se marcharon, Jesús se sentó con la gente que amaba estar cerca de él. [¿Quiénes eran? Conversen.) El Templo parecía ser un lugar muy agradable, porque ahí estaba Jesús. Los niños habían tenido un día tan emocionante que comenzaron a cantar alabanzas y a gritar: «Viva el Hijo de David!».
Los sacerdotes y los maestros se enojaron al escuchar los cantos. «¿Escuchas a esos niños? ¡Diles que se callen!»
-Los escucho -respondió Jesús-, ¿No han leído que Dios dijo a los niños y los bebés que canten alabanzas en voz alta? No los callaré.
Hasta los niños pequeños pueden escuchar cómo Dios habla a sus corazones. Aquellos niños estaban tan felices que no pudieron más que cantar. Dios quiere que todos seamos felices y digamos a los demás por qué amamos tanto a Jesús. Canta algunos de tus himnos de alabanza favoritos. Piensa en quién disfrutaría escucharte cantar. Lleva tus ramas o estandartes y canta a tus abuelos, vecinos o amigos de la iglesia, o en un asilo. IA Jesús le encanta oírte cantar!
Actividad: Cantar.
Materiales: Ramas de planta o pañuelos.
Tema: obediencia