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Oración y recuerdo - 2

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Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jebovd, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí? 2 Samuel 7:18.

¿No te ha pasado que a veces te faltan palabras para agradecerle a Dios por algo recibido?

La pregunta de David, "¿Quién soy yo?", fue la respuesta a la abrumadora revelación de su futuro que aparece dos versículos antes. Cuando David escuchó el anuncio de Natán, quedó asombrado ante el honor que Dios le confería, y le faltaron palabras para expresar su gratitud.

Para David, ser contado como parte del pueblo de Dios era el privilegio más excelso. ¿No es este también tu gran privilegio? ¿Qué nación podía recibir más honra que la que había sido escogida por el Señor como suya? (ver Deut. 4:7, 32-34). ¿Quién puede ser más honrado que tú, que has sido elegido por el Señor desde antes de la fundación del mundo? (Efe. 1:3,4).

Como David había deseado construir una casa para Dios, y le fue negado (ver 1 Crón. 22:8-10), Dios le hizo esta promesa: "Yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino [...]. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente" (2 Sam. 7:12,16). Hay en estas palabras un anuncio profético de proyección universal. Es probable que David haya captado allí mismo, ante Natán, el privilegio de saber que de su simiente vendría el Mesías, el Salvador del mundo. Esta profecía de Natán se cumplirá en ocasión de la segunda venida de Cristo, cuando Dios establezca su Reino eterno (ver Isa. 9:6,7; Luc. 1:32, 33; Apoc. 11:15; 20:1-10).

Cuando Dios revela en nuestro corazón la promesa de que en su Hijo tendremos vida eterna, se eleva un cántico de gratitud desde lo más profundo de nuestro ser. No tenemos palabras para agradecer a Dios, como no las tuvo David.

"Gracias" es la primera palabra que pronunciamos cuando nos sentimos salvos. Y la gratitud es la primera virtud que le da sentido a todas las otras virtudes que vienen en el camino de la salvación.

¿Estás agradecido a Dios por tan buenas noticias?

Oración: Gracias, Señor, por la promesa de la vida eterna.

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