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Terminar una etapa en la vida no es lo mismo que cerrarla.
Hace unos días me llamó una mujer que se había separado cuando se enteró de que su esposo la engañaba con su mejor amiga. La depresión había consumido sus últimos cuatros años de vida. Me dijo que quería mirar conmigo las fotos de su matrimonio para que la ayudara a cerrar ese capítulo de su vida.
Había guardado aquellas fotos que nunca quiso mirar en un cofre cerrado con una llave que tiró al río. Sabía que no soportaría la imagen de los recuerdos. ¡Pero nada es peor que una imagen nítida de un pasado confuso! Y también sabía que alguna vez debía romper ese cofre para enfrentar la realidad y cerrarla. Una foto puede abrir la puerta al pasado, para poder luego echar un vistazo al futuro.
El capítulo 12 de 2 Samuel describe el proceso final de la crisis de David en pocas líneas. El profeta Natán confronta al rey con la verdad; este se arrepiente; intercede ante Dios por su hijo; el niño muere; y finalmente David cierra esa etapa de su vida con estas palabras: "Ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí" (2 Sam. 12:23).
Hay muchas personas que jamás cierran su historia de dolor. Por eso circulan, dan vuelta sobre sí mismas, y no avanzan. Los hechos confusos del pasado deben quedar claros, para poder soportar el recuerdo.
¿Has padecido la pérdida de un ser querido? ¿Te abandonó tu cónyuge? ¿Has perdido a un amigo para siempre? Quizá nunca hayas aceptado cerrar una etapa dolorosa de tu vida, porque creías que serías infiel a tus sentimientos, y seguiste soñando con el ser que amaste y perdiste. Si no rompes el cofre de tu pasado, jamás te restaurarás.
La oración será tu auxilio en la tribulación: te dará discernimiento, consuelo, y poder para cerrar una etapa y renacer a una nueva vida.
Oración: Señor, ayúdame a soltar lo que se fue.