Regresar

Oración de confianza - 1

Play/Pause Stop
Y oró Elíseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. 2 Reyes 6:17.

¿Qué ven tus ojos?

El rey de Siria, en guerra con los hebreos, había sido burlado varias veces porque Eliseo le revelaba a Joram, el joven rey de Israel, el lugar donde los sirios acampaban, para que no pasara por allí (vers. 9). Luego de que fracasara varias veces su estrategia, el rey sirio pensó que había un traidor entre sus filas. Pero uno de sus siervos le dijo que Eliseo era el "espía" hebreo (vers. 12). Entonces, ciego de ira, mandó a buscar al profeta, y rodeó la ciudad de Dotán, un pequeño pueblo a unos 16 kilómetros (10 millas) al noreste de Samaría. A la mañana, el criado del profeta vio aquel despliegue del poder enemigo, y se preocupó (vers. 15). Entonces Eliseo le dijo: "No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos" (vers. 16).

Cuán notable es la calma de Eliseo en contraste con la ansiedad del criado. Es fácil decirle "quédate tranquilo" a alguien que está ansioso, y no darle las razones por las cuales debe tranquilizarse. Esto es todo lo que un incrédulo puede hacer para consolar o alentar a una persona afligida ante su muerte inminente. Pronunciar solo la primera frase: No temas. Pero Eliseo dijo algo más: "Abre tus ojos. Mira".

¡La fe nos ayuda a ver más allá de las circunstancias adversas! El único remedio para el miedo razonable es una confianza aun más razonable: "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Rom. 8:31).

La oración nos da visión. Nada hay más terrible que tener ojos y no tener visión. Eliseo no oró para que llegaran los guardias celestiales, porque ya estaban allí. Le dijo al joven: "Abre tus ojos". Y ¡qué espectáculo vio el criado afligido! Donde había visto solamente rocas estériles y algunos arbustos secos, vio un "monte lleno de gente de a caballo" (vers. 17).

Puede que tus ojos estén tan llenos de las cosas que te rodean, que tu corazón esté tan ansioso por las circunstancias, que no puedas ver el mundo invisible. Pero Dios está ahí, a la distancia de tu oración, para serenarte, y para darte, en silencio, la respuesta que estás buscando.

Oración: Señor, abre mis ojos en mi oración.

Matutina para Android