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Oración de despedida - 2

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Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura. 1 Crónicas 29:13,15.

¿Quién mueve la corriente del tiempo? Somos pasajeros. Pero podemos ser pasajeros de un tren cuya estación final es el cielo. El tiempo fluye sobre nosotros como un río. Pero nada es más triste que contemplarlo como un fluir hacia la nada.

Veo siempre una cierta melancolía en la mirada de muchos de mis colegas cuando están por jubilarse, como si todo hubiera pasado demasiado rápido, como si la vida les dijera: "Tu tiempo está terminando de pasar como el sol que esconde sus rayos detrás del horizonte". Harían bien los jóvenes en pensar que su tiempo también pasa. Hay sabiduría en la melancolía que genera el paso de los días, si nos lleva a darnos cuenta de que hay un tiempo para cada cosa, y perder ese tiempo de oportunidad tiene consecuencias eternas; porque lo que se perdió se fue para siempre (Ecl. 3).

David tenía una convicción permanente que marcó su vida: "En tu mano están mis tiempos" (Sal. 31:15). Así, el paso de nuestro tiempo no es simplemente el flujo sin rumbo de un río, sino el movimiento de una corriente que Dios dirige. Por lo tanto, si en algún momento va sobre nuestras cabezas y parece abrumarnos, podemos mirar a través del agua transparente y decir: "Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí" (Sal. 42:7). Es decir, mi vida ha sido abundante.

El paso de Dios por nosotros es profundo. Lo superficial no puede penetrar en la parte más honda de nuestro ser. Cuando Dios llega a nuestra vida, cala hasta lo más hondo. La oración hace que Dios penetre en tus abismos, para transformarte. Solo "un abismo hace que otro abismo responda", porque lo más profundo de ti tocará lo más profundo de tu prójimo. Si tu religión es superficial, no conmoverás el corazón de nadie profundamente.

Permite que Dios entre en tus profundidades mediante la oración diaria y sincera, para que tu testimonio de vida lleve a otros a los pies de Jesús.

Oración: Señor, dale profundidad a mi oración.

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