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Oración de águila

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Bendice, alma mía, a Jehová [...] el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila. Salmo 103:1, 5.

Con la metáfora del águila, quizás el salmista se refiriera al hecho de que el águila vive más que muchas otras aves, y mantiene su vigor. En el pecador perdonado se ve la lozanía de la juventud renovada.

El alimento de Dios nos rejuvenece como al águila. Solo la oración y la Palabra gestan el milagro de la renovación constante en cualquier momento de nuestra vida (ver Rom. 12:2). Solo la oración y la Palabra nos dan poder para renovarnos. Pero ese alimento, que está en las alturas, requiere el vuelo de un águila. Requiere oraciones fervientes, auténticas, que se eleven a las alturas del Infinito.

¿Alcanzan nuestras oraciones la altura del vuelo de una gallina o el de un águila?

Es conocido el relato de un campesino que atrapó a un pichón de ave, y lo puso en un gallinero. Solo después de cinco años, cuando un amigo lo visitó en su casa, fue advertido de que aquella ave era un águila. Ambos intentaron que el águila volara, pero todos los intentos fueron infructuosos. En un último intento, el amigo del campesino puso al águila sobre su brazo y la ubicó en dirección del sol, para que sus ojos vieran la claridad y la extensión infinita del horizonte. Entonces la enorme ave extendió sus alas, se levantó soberana sobre sí misma, graznó con sonido estentóreo, y comenzó a volar hasta confundirse con el azul del firmamento.

¡Ha amanecido el sol de la esperanza en tu corazón! ¡Vuela alto hacia Dios! Él no despierta necesidades espirituales para dejarlas insatisfechas. No te inspira a volar sin darte las alas de la fe para que te eleves hacia el Infinito.

Tú tienes corazón de águila, aunque quizá tus oraciones sean rutinarias, vacías, y no alcancen más altura que el vuelo de una gallina. No eres una gallina espiritual, con un dios bajito, de gallinero. ¡Tu corazón es de águila! Vuela alto en tu pensamiento y en tu oración, en tus sueños y en tus realizaciones.

¡Bendito Dios de las alturas, gracias porque nos elevas con la oración y tu Palabra!

Oración: Señor, ayúdame a darles vida a mis sueños.

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