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Oración en tiempos de sequía

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Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado. Jeremías 14:7.

El contexto de la oración de Jeremías 14 es dantesco: en presencia de una calamidad común, todas las distinciones de clase han desaparecido, los nobles envían a sus criados a las lagunas, "y no hallaron agua" (vers. 3). Los labradores están de pie entre los surcos agrietados, mirando con desesperación la tierra estéril. Los animales del campo comparten la suerte de los hombres, y abandonan a sus crías "porque no hay hierba". La ley imperiosa de la autoconservación se impone a los instintos maternales. En cada pequeña colina donde se podría encontrar aire más fresco, los indomables asnos salvajes están de pie con las fosas nasales abiertas, jadeantes ante la brisa, mirando con ojos ansiosos la lluvia que no vendrá (vers. 4-6).

Luego de la contemplación de este escenario triste, el profeta se dirige a Dios con una extraña mezcla de confianza y abatimiento, de penitencia e incertidumbre. En su clamor se escucha el eco del reconocimiento del pecado del pueblo y la confianza en la relación perpetua de Dios con Israel. Suplica ante él por sus juicios, y le presenta la misteriosa y calamitosa contradicción de la suerte de un pueblo cuyo Dios mora con él. Se arroja humilde delante del Trono y declara: "¡No nos desampares!" (vers. 9).

Observa con atención en qué basa el profeta su pedido de misericordia. Jeremías sabe que su clamor no merece ninguna respuesta divina, sencillamente porque "nuestras iniquidades testifican contra nosotros" (vers. 7). Pero también sabe que Dios no actúa porque haya algún mérito en nosotros, sino "por amor de su nombre". Actúa de acuerdo con su esencia.

¡Oh, Jesús, en tu amor se cobija mi alma!

Puede que hoy tu vida esté seca como aquel desierto. Puede ser que tu corazón no entienda por qué padeces tanto sin merecerlo. Pero, en todo momento, ¡Jesús puede llevar tu carga! Esta es la preciosa convicción de Jeremías: "Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre" (vers. 9). Tu oración de fe te pone en contacto con el Todopoderoso, el Dios de las soluciones infinitas.

Oración: Señor, acuérdate de que somos tuyos.

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