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¿Quieres cambiar? ¿Qué puedes aprender de la mujer que fue sanada por tocar el manto de Jesús?
En primer lugar, vemos que intentó sola, durante doce años, resolver su problema, y empeoró la situación: "Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, sin que le hubiera servido de nada" (Mar. 5:26, DHH). Cuando una persona está enferma, en su debilidad se vuelve muy crédula y vulnerable a la acción irresponsable de algunos médicos y aun de los curanderos.
Pero, a pesar de su enfermedad incurable y su pobreza, la mujer no claudicó en su deseo de tener salud. Ella quería cambiar su suerte, y no daba con el remedio. Pero había escuchado de Jesús, y tuvo esperanza. Se elevó por encima de las palabras acerca de Jesús, para desear un encuentro personal con él. Si quieres ser sano y salvo, no te alcanza con leer historias acerca de la salvación; necesitas un encuentro personal con Dios.
Su fuerte deseo de salud despertó su fe. Aquí está el secreto: antes de sanarnos, Jesús nos pregunta: "¿Quieres ser sano?" (Juan 5:6). La fe opera como resultado de nuestra libre decisión, de nuestro deseo de salvación. Dios no depende de nada para transformarnos, pero no hace nada si no queremos. ¡Te alabo, Señor, porque el Espíritu pone en mí el deseo de salvación!
Finalmente, la fe, que nació de una fuerte motivación, llevó a la mujer enferma a enfrentar y vencer todos los obstáculos, para tener salud y alcanzar la salvación. Jesús le dijo: "Tu fe te ha salvado". Una fe viva en Jesús despierta "una confianza implícita por la cual el alma llega a ser una potencia vencedora"
(DTG 313).
¿Quieres un cambio en tu vida? Quizá digas: Quiero, pero no puedo. Mira a esta mujer: evalúa tu situación, analiza lo que has hecho mal y convéncete de que no puedes solo; decide cambiar, cree que por la fe en Jesús puedes lograr el cambio, y de la mano de Dios tu vida cambiará para bien.
Oración: Señor, pon en mi corazón el deseo de cambiar.