Regresar

Oración de alabanza - 1

Play/Pause Stop
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Mateo 11:25.

¿Eres un niño? Jesús alaba al Padre y se alegra de que los más pequeños entre los hombres sean los más receptivos al evangelio.

Una de las cosas más afortunadas de la vida es haber tenido una infancia feliz; que haya sido satisfecha la necesidad más profunda de un niño: sentir el amor y la protección de los padres. Si tuviste una infancia así, con el paso de los años la llevarás contigo, y jamás envejecerás. La vida debe ser la infancia de nuestra inmortalidad. Solo si eres como un niño entrarás en el Reino de los cielos (Mat. 19:14).

Los maestros religiosos, aparentando prudencia, habían prevenido a la gente respecto de la enseñanza de Cristo, y en ciudades galileas como Corazín, Betsaida y Capernaum hubo muy pocas conversiones; más bien hubo rechazo al evangelio. Era un pueblo rebelde formado por religiosos que habían dejado de creer como cree un niño. Esos dirigentes eran "adultos"; es decir, "niños envejecidos", obsoletos.

A Dios no le impresiona que alguien sea ministro religioso o dirigente eclesiástico en el ámbito regional o mundial, ni lo deslumbran los títulos académicos en Teología. No le impresiona la elocuencia de los evangelistas ni las cuantiosas ofrendas de los ricos. Lo que Jesús valora es la fe de sus seguidores, la confianza inocente de un niño que acepta el evangelio puro. Le agrada la fe sencilla del que descansa en él.

Mientras dos teólogos discutían acerca de la santificación, la empleada doméstica de uno de ellos, quien apenas sabía leer, les pidió permiso para hablar, y les dijo: "Yo no sé nada de lo que ustedes discuten, pero cuando lavo la ropa le pido a Jesús que lave mis impurezas; cuando barro la casa, le pido que me libre de la basura del pecado; y cuando aplico el desodorante de ambientes le pido que así me aplique la fragancia de su bondad".

Todos merecemos una infancia feliz, pero no todos la hemos tenido. Es posible que en los años de tu niñez no hayas tenido la protección que merecías, y cargaste con eso toda la vida, pero en Cristo ¡tu vida es la infancia de la inmortalidad!

Oración: Señor, ayúdame a ser como un niño para conocer tu gracia.

Matutina para Android