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Oración para ser felices y pacientes

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Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración. Romanos 12:12.

¿Cuáles son los deberes que yacen en tu corazón?

Los capítulos 1 al 11 de Romanos son una exposición teórica, brillante y profunda de la justificación por la fe. Desde el capítulo doce, Pablo presenta consejos sabios para vivir la fe.

Para Pablo, el crecimiento y la madurez de la vida espiritual se manifiestan en nuestra conducta para con los demás. Por eso, todo el resto de este capítulo está dedicado a inculcar los "deberes" de unos hacia otros. La fe siempre deviene en ética. "La fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma" (Sant. 2:17). Las emociones y los sentimientos que despierta la fe tienen valor si mueven las ruedas de la vida. La fe no solo genera sentimientos y emociones cálidos, sino también el deseo de una vida de rectitud. Los hechos hablan de nuestra fe más que las palabras.

De los 21 versículos de Romanos 12 dedicados al comportamiento, el versículo 12 es el único que profundiza en los "deberes" que yacen en el fuero interno del creyente. Aquí, Pablo nos dice que nuestro cristianismo debe ser "gozoso, paciente y constante". El texto dice: "Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración". Muchos de nosotros no creemos que sea un deber cristiano estar alegres. Creemos que es una cuestión de temperamento, y en parte una cuestión de circunstancias. Nos alegra que las cosas nos vayan bien. Pero ¿reconocemos el hecho de que si no estamos alegres no estamos cumpliendo con nuestro deber? "Estad siempre gozosos [...]" (1 Tes. 5:16-18). Quizá debamos cambiar el concepto que tenemos de la alegría, para llegar a comprender el verdadero gozo cristiano. La alegría en Jesús no es el crepitar de la "risa loca". Es la serena convicción de saber que Jesús está siempre con nosotros.

Si tu vida está llena de alegre esperanza, serás paciente. Los vientos pueden convertir la superficie apacible del océano en grandes olas, pero los vientos no destruyen el "submarino" que navega en las aguas profundas, donde se esconde el alma del cristiano.

¡Dichosa oración constante, secreta y profunda, que pone alegría y paciencia en nuestro corazón cada día! ¡Bendito refugio donde los vientos no llegan!

Oración: Señor, me refugio en ti a través de la oración.

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