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El triunfo de la verdad

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“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra” (Oseas 6:3).

La organización de la obra adventista del séptimo día en el territorio de la División Sudamericana tuvo capítulos que la marcaron. El día 3 de enero de 1890, la comisión de misiones extranjeras de la iglesia mundial hizo una apelación a hombres que tuvieran alguna profesión de sostén propio para que se mudaran a América del Sur. En febrero del mismo año, Jorge Riffel llegó a la Argentina.

El día 18 de agosto de 1894, con la llegada del pastor Francisco Westphal,
se dio el gran paso de organizar la obra en nuestra región. Él se transformó en el presidente de nuestra primera estructura administrativa, que era llamada Misión Costa Este de América del Sur.

Por problemas de salud, en 1901, toda la familia de Francisco Westphal
retornó a los Estados Unidos. Pero José, un hermano de Francisco, fue enviado para sustituirlo. En 1927, el pastor José Westphal escribió un libro
para contar sus aventuras durante los 33 años que trabajó en nuestras
tierras. El título de la obra, sin embargo, se transformó en una muestra de
los desafíos que todavía existían en la región: “Pioneros en el continente
descuidado”.

Sin embargo, en el último capítulo, que lo tituló: “El triunfo de la verdad”, reveló la confianza en que el continente sería conquistado por el Señor. De manera general, las confesiones protestantes eran escépticas en cuanto a la predicación del evangelio en nuestro continente, por causa del predominio católico en la región.

La Iglesia Adventista, sin embargo, miraba con atención hacia América del Sur. De acuerdo con George Knight, la segunda gran ofrenda mundial de la Escuela Sabática, recogida en 1890 para el campo misionero, fue destinada a la Misión Sudamericana. En 1913, la Asociación General tomó el voto de “agrupar a las ocho repúblicas al sur de la línea ecuatorial en una unidad administrativa”. Hace exactamente 103 años, el día 6 de febrero de 1916, fue organizada nuestra sede administrativa en la ciudad de La Plata, República Argentina; con los mismos ocho países que hoy componen la División Sudamericana.

Dios cuidó de cada detalle del pasado, nos ha sostenido hasta el presente y, sin duda alguna, reserva cosas aún mayores para el futuro. Tan solo “conozcamos y continuemos conociendo al Señor”.

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