¿VALE LA PENA SER BUENO?
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A veces creemos que no vale la pena ser buenos, porque estamos influenciados por la televisión. Vemos en las películas o en otros programas cómo se burlan de las personas que son buenas. Mucha gente cree que ser bueno es ser tonto. Pero lo que no muestran en las películas, en los programas de televisión ni en ninguna parte, es lo que sucede dentro de ti. Cada vez que decides ser bueno con los demás sientes alegría, felicidad, tranquilidad y confianza. Y tarde o temprano, aunque muchos digan lo contrario, podrás ver los frutos de esa bondad.
El profeta Miqueas tenía la difícil misión de anunciar al pueblo de Israel que el Dios del juicio es también el Dios del perdón. Su mensaje era de amonestación, pero también de esperanza y confianza en un Dios que es muy bueno con nosotros. Así que el profeta comunicaba lo que el Señor esperaba de las personas: que fueran buenas, justas, fieles, leales y que obedecieran a Dios. «El Señor ya te ha dicho [...] en qué consiste lo bueno y qué es lo que él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente a tu Dios» (Miqueas 6:8).
No importa lo que crea la gente, Dios es muy claro. A él le gusta que seamos buenos y sabe que eso es lo mejor para nosotros. ¿Qué te parece si hoy te propones intentarlo?
Desafío: A lo largo del día ve anotando todas las veces en que decidiste ser obediente y bueno.
