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¿Has visto alguna vez a pescadores pescando con red? Las redes de pescar son algo bien interesante. Son como una malla que se echa al agua para recoger peces. Hay dos tipos de redes de pescar: 1) las de pesca pasiva, que tienen por objetivo que los peces se enreden en ella y queden atrapados; 2) las de pesca activa, o redes de arrastre, con las que el pescador tiene que hacer toda la fuerza para arrastrar esa red, de manera que vaya recogiendo todos los peces que encuentre a su paso.
En los tiempos bíblicos, cuando Jesús contó la parábola de la red, hablaba de la forma activa de pescar, en donde la red es arrastrada por los pescadores para recoger la mayor cantidad de peces posible. Si la pesca era muy grande, el pescador tenía que pedir ayuda a otros hombres para no perder su valioso tesoro (Mateo 13:47–50). Pero cuando llegaba a la playa, tenía que devolver al mar los pescados que no servían, y quedarse solo con los que servían. Lo mismo hará Jesús cuando regrese: se llevará a vivir con él a todos los que lo hayan aceptado como su Salvador.
Con esta parábola, Jesús estaba hablando del reino de los cielos. Estaba diciendo que Dios no quiere que nadie pierda la posibilidad de vivir eternamente. ¿Te gustaría vivir en la ciudad celestial? «Miren, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva. Lo pasado quedará olvidado, nadie se volverá a acordar de ello» (Isaías 65: 17).
Desafío: Dibuja una red con muchos peces y colorea cada uno con un color diferente.