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La diferencia más importante es que la preparación no es la misma. Para ejercer una profesión, normalmente hay que ir a la universidad y cursar estudios formales durante al menos cuatro años; en cambio, para tener un oficio, puedes estudiar también, aunque no necesariamente en la universidad, o aprenderlo con la práctica. Los oficios están relacionados con los trabajos que se hacen con las manos.
Hoy vamos a hablar de un hombre que trabajaba con sus manos; es decir, que tenía un oficio. Dice la Biblia que «Hiram era muy hábil e inteligente, y conocía la técnica para realizar cualquier trabajo en bronce, así que se presentó ante el rey Salomón y realizó todos sus trabajos» (1 Reyes 7:14). Hiram ayudó en la construcción del Templo, en su decoración y en la fabricación de sus muebles. Lo que le decían que tenía que hacer, lo hacía sin tener un molde; lo inventaba y lo diseñaba para que todo quedara bien terminado. Todo el mundo sabía lo bueno que era este hombre en su oficio.
¡Qué bueno es cuando los demás te conocen porque haces bien las cosas! ¿Te gustaría que hablaran de ti porque se te da muy bien algo? Entonces, empieza ya a hacer las cosas como corresponde. «Háganlo todo decentemente y con orden» (1 Corintios 14:40).
Desafío: Ordena tu habitación de la mejor forma y no esperes que tus padres te lo pidan.