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Es probable que alguna vez hayas visto a una persona y no recordaras exactamente si la conocías, de que la conocías y cómo se llamaba. O sea, que no «reconociste» a la persona. Algunos dicen que ocurre porque tenemos poca memoria. Pero se puede usar un truco que nos ayude a recordar a la gente. El truco consiste en intentar identificar alguna característica especial que tengan y asociarla con el nombre. Seguramente con este ejercicio mental podrás grabar mejor las caras y los nombres de las personas, y reconocerlas la próxima vez que las veas.
Cuando el rey Acab gobernó, los profetas de Dios estuvieron en peligro porque las autoridades de la nación les echaron la culpa de todos los males que estaban sufriendo. Así que, en una oportunidad, el rey Acab y su mayordomo fueron a recorrer el territorio para ver si encontraban pasto para los animales. Se dividieron las zonas para hacerlo más rápido. En el camino, Abdías, el mayordomo del rey, encontró al profeta Elías y «lo reconoció» inmediatamente.
El verbo «reconocer» también hace referencia al momento en que nos hacemos cargo de alguna acción, o de que todo lo que somos, tenemos y hacemos es porque Dios nos lo da.
Si actuamos correctamente, cuando venga Jesús, él también «nos reconocerá» como sus hijos amados. «Los que salgan vencedores serán así vestidos de blanco, y no borraré sus nombres del libro de la vida, sino que los reconoceré delante de mi Padre y delante de sus ángeles» (Apocalipsis 3:5).
Desafío: Si hoy te equivocas, reconoce tu error, pide perdón y arregla la situación. Descubrirás que todo será más fácil y te sentirás mejor.