|
Esta pregunta es un poco difícil de responder. Tal vez no se puede asegurar con certeza cuál fue el primer deporte, pero sí cuáles fueron los dos primeros deportes que se practicaron con una intención competitiva: la lucha libre y el atletismo. Sobre la lucha libre, se han encontrado documentos de miles de años de antigüedad sobre cómo mejorar en este deporte. También se conoce muy bien la práctica del atletismo, que surgió por el año 776 a. C. La primera categoría de competición en el atletismo fue el pentatlón, que consistía en cinco disciplinas. En la antigua Grecia y la antigua Roma se disputaban dos clases de carreras: a pie y con carros tirados por caballos.
Las carreras a pie también las practicaban los hebreos, por eso el rey David escribió: «Se alegra como un atleta al emprender su camino» (Salmo 19:5). Y el rey Salomón observó: «En este mundo he visto algo más: que no son los veloces los que ganan la carrera» (Eclesiastés 9: 11). Es cierto, la victoria no siempre es del corredor más veloz; a veces otro es favorecido por las circunstancias o la suerte.
Muchas veces, los competidores de las carreras griegas se quitaban la ropa y corrían desnudos para no verse estorbados por nada que les impidiera ganar. ¿Te imaginas? ¡Qué pena! En esta carrera de la vida cristiana, ¿hay algo que te estorba y te impide llegar a la meta? El apóstol Pablo escribió: «He llegado al término de la carrera, me he mantenido fiel» (2 Timoteo 4:7). Ojalá tú te mantengas siempre fiel a Jesús.
Desafío: Corre alrededor de tu casa diciendo en alto: «Quiero ser fiel a Dios todos los días».