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Jóvenes embajadores

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“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:20).

La historia de los hermanos peruanos Bruno y Olenka es emocionante. Representa la dedicación y la fidelidad de un ejército de jóvenes adventistas que son verdaderos embajadores de Cristo. En 2016 decidieron participar de un concurso nacional para nuevos emprendedores, y presentaron una llave de automóvil con un dispositivo para medir el nivel de alcoholemia, que impida a los conductores ebrios conducir, y así prevenir accidentes. Llamaron su proyecto Smart Key.

A partir de ese momento, fue un milagro después del otro. Primero, necesitaban un profesional para desarrollar el proyecto. A pesar de las desconfianzas, encontraron apoyo y se inscribieron el último día. Fueron clasificados para la segunda fase, y necesitaban una imagen corporativa para el proyecto y puntos de apoyo para pedir votos. Dios envió los medios, y ellos fueron ganadores en la votación virtual.

Pasaron a la tercera fase. No tenían el apoyo de ninguna universidad o de algún profesor consejero; pero competían con alumnos de las mejores universidades del país. Con una ayuda especial, hicieron un video y nuevamente ganaron la votación virtual.

Necesitaban ir a Lima, capital del país, para buscar el apoyo de la prensa y de emprendedores. Otra vez Dios envió los medios necesarios. En cada entrevista ellos exaltaban el nombre del Señor.

Fueron clasificados para la final y recibieron una llamada informándoles que la ceremonia de premiación había sido cambiada para un viernes por la noche. Decidieron que no iban a participar, confiando en que Dios continuaría cuidando de todo. La presión fue muy fuerte, pero permanecieron fieles. Poco antes de la puesta del sol, cerraron su puesto en el centro de exposiciones y se fueron a la casa de una hermana de la iglesia.

No demoró mucho en llegarles la información de que habían sido los ganadores en su categoría. Se los llamó públicamente, pero no estaban presentes, por lo que todos supieron de sus principios religiosos. Por este medio testificaron a todo el país.

Bruno y Olenka todavía tienen desafíos financieros y buscan patrocinio para su proyecto. De todos modos, son líderes en su iglesia, dan muchos estudios bíblicos y siguen fieles al Señor, confiando en que los embajadores de Cristo nunca serán desamparados.

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