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Los padres son responsables de enseñarles el camino a sus hijos. Esa es la ley de la vida. Ellos tienen la tarea de educar, transmitir valores y dar el ejemplo que seguirán los pequeños. Sin embargo, es interesante ver cómo, muchas veces, Dios ha usado a los hijos para guiar a los padres en cuestiones espirituales.
En la ciudad de Victoria, Camila fue un instrumento para ayudar a sus padres a tener un encuentro con Dios. Su padre, Jackson Rodrigues, había conocido la Iglesia Adventista del Séptimo Día cuando era pequeño, por medio de sus abuelos, pero lamentablemente siguió otro camino. Algunos años después, se casó con Mariana, y juntos tuvieron a la pequeña Camila. Cuando la niña alcanzó la edad necesaria para ser parte del Club de Aventureros, el padre la inscribió en el Club, aunque no formaba parte de la iglesia.
El comienzo fue difícil para la madre. Todo le parecía extraño, y la observancia del sábado no tenía mucho sentido para ella. Y asistía a otra iglesia mientras su marido y su hija visitaban la Iglesia Adventista.
Cierto día, Camila sorprendió a su madre diciéndole que había decidido ser adventista del séptimo día. Esa decisión conmovió el corazón de Mariana: "Comencé a apasionarme por el Club, hice amistades y sentí el deseo de ayudar como líder", cuenta.
El matrimonio comenzó su trabajo activo en el Club de Aventureros Piedras preciosas, de la Iglesia Adventista Central de Victoria. Los dos decidieron estudiar la Biblia y prepararse para el bautismo. "Sin duda, el Club de Aventureros fue una puerta que Dios abrió para que estemos aquí hoy. Nos involucramos en las actividades y Dios nos mostró lo que no podíamos ver", dijo el padre.
Imagínate esta escena: toda la familia Rodrigues, padre, madre e hija, vestidos con túnicas dentro del bautisterio. La ceremonia se llevó a cabo el sábado 24 de septiembre de 2016. En esa ocasión, también se bautizaron otros seis aventureros.
Dios quiere a los niños en la misión. Elena de White dice: "En estos últimos días las voces infantiles se levantarán para dar el último mensaje de amonestación a un mundo que perece" (Consejos para la iglesia, p. 306).
El Señor necesita de todas las fuerzas unidas para apoyar y salvar a nuestros niños y sus familias, y preparar a estos pequeños misioneros. El Club de Aventureros ha hecho su parte, pero necesitamos que se involucren muchas más personas. ¡Haz su parte!