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La misión une a las personas

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“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras" (Hechos 2:14).

Al servir a la iglesia como líder, me siento muy agradecido a Dios ya todos los que han dedicado su tiempo, su influencia, sus dones y recursos para cumplir la misión de manera tan relevante en el territorio de la División Sudamericana. Nuestro desafío es continuar trabajando para el Señor y permanecer unidos en la misión.

En cada iniciativa misionera de la iglesia, se hace más evidente para mí que, cuando actuamos juntos, somos más fuertes, vamos más lejos y llegamos más rápido. Hemos pensado y realizado grandes proyectos para Dios porque nuestra misión grandiosa hace que esas acciones sean indispensables. Muchos pequeños proyectos aislados se diluyen y pueden volverse insignificantes. Sin embargo, cuando la iglesia une fuerzas en un gran proyecto, nos hacemos relevantes y ampliamos nuestra influencia. El Impacto Esperanza es un ejemplo de esto.

En este proyecto, lo más impactante es ver cómo la misión une a las personas. En uno de los lugares que visité durante la distribución de libros en un determinado año, escuché el siguiente comentario: "Teníamos muchos problemas por aquí, pero el Impacto Esperanza nos unió. Pusimos nuestras energías en la misión, y los problemas perdieron su importancia" De eso se trata la misión. ¡La misión une personas!

La fórmula de David Livingstone todavía tiene vigencia en la actualidad: "El mejor remedio para una iglesia enferma es ponerla a dieta misionera", ¿Te diste cuenta de que cuanto más tiempo invertimos en la misión, menos problemas tenemos para resolver en las reuniones de las Juntas Directivas? El predicador Dwight Moody solía decir que cuando alguien no está involucrado en la misión "es como un bombero que corre hasta un edificio en llamas solo para enderezar un cuadro en la pared". Y Charles Spurgeon fue aún más contundente: "Si tú no estás llevando a nadie al Cielo es porque no estás yendo hacia allá".

En este momento en el que enfrentamos el desafío de la unidad de la iglesia tanto a nivel mundial como local, necesitamos reforzar el compromiso con la misión, siempre recordando que "el fin de todas las cosas está cerca, y lo que tenga que hacerse por la salvación de las personas debe hacerse rápidamente" (Perto do Céu [Cerca del cielo], p. 69). Por medio de misión, Dios une a las personas. Únete a Dios y a sus siervos en la gran obra de la predicación del evangelio.

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