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El "id"

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“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).

Desde el principio la iglesia cristiana reconoce su misión en el “Id” presentado por Jesús en la Gran Comisión. Según Elena de White, el contenido del versículo de hoy “incluía a todos los creyentes en Cristo hasta el fin del tiempo” (El Deseado de todas las gentes, p. 761).

El énfasis de las palabras de Cristo no está en la expresión “Id”. En realidad, en el original griego, el imperativo está en “hacer discípulos”. Nuestro llamado no es meramente a predicar y bautizar, sino a cumplir la misión, haciendo discípulos que tengan profundidad y compromiso con la evangelización.

Jesús no pidió algo nuevo a los apóstoles; fueron formadores de discípulos y deberían discipular. Pasaron tres años con el Maestro y fueron llamados a compartir lo que habían recibido. Jesús también recibió del Padre lo que compartió. Él mismo dice: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21).

El discipulado es ofrecer lo que hemos recibido de Jesús, proyectando su vida en otra vida. No es simplemente preparar a alguien para el bautismo, sino para el cielo. Involucra compartir la Biblia, pero también desarrollar la fe del nuevo discípulo. De esta manera, el “Id” puede cumplirse con mucha más consistencia. La iglesia no queda llena de personas vacías, disminuye el número de aquellos que abandonan la fe y aumenta la cantidad de gente que conquista amigos para Jesús.

Esta es la visión amplia del “Id”. Pensar así nos desafía a compartir nuestra esperanza con una visión dirigida hacia las personas. El “Id” es la receta de Jesús para alcanzar no solamente a aquellos que viven cerca de nosotros, sino a todo el mundo. El énfasis global de la misión no aparece únicamente en Mateo 28; en Mateo 24:14, Jesús dice que el “evangelio del reino [debe ser predicado] a todo el mundo” antes del fin. En Hechos 1:8, se imparte la promesa del Espíritu Santo con vistas a alcanzar a las personas “hasta los confines de la tierra”. En Apocalipsis 10:11 recibimos el llamado a predicar a “muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”. En el capítulo 14, versículo 6 del mismo libro, el ángel representa a la iglesia que predica el evangelio eterno “a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. Podemos decir que encontramos cinco “comisiones evangélicas” en el Nuevo Testamento.

El “Id” de Jesús es para nosotros. Él desea alcanzar a todos. Ayuda a cumplir la misión, haciendo discípulos que tengan profundidad espiritual, compartan la fe y se empeñen en llevar nuestra esperanza a todo el mundo.

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