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Perdonar y amar

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“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44).

Es fácil tolerar pequeñas fallas. Lo más difícil es perdonar enemigos o a aquellos que nos causan daños irreparables. La bahiana Marcia Vita Santos mostró que es posible seguir el consejo de Cristo.

Aunque guio a su hijo Rafael en el ambiente de la iglesia y del Club de Conquistadores, tuvo la decepción de verlo abandonar los caminos de Dios a los quince años. El muchachito se involucró con drogas y terminó preso. El vicio del hijo le causó serios problemas; por ejemplo, los traficantes hacían cobranzas en su puerta. Para evitar lo peor, Marcia les entregaba hasta el dinero con el que compraría alimentos para la familia. Con la ayuda de los hermanos de su iglesia, internó a Rafael en un centro de recuperación. Pero tres meses después, él lo abandonó.

Rafa Jhow, como era conocido, acabó asociándose con el crimen y fue preso varias veces. Sin embargo, después de ser baleado y quedar internado, aceptó que la madre le diera estudios bíblicos. Después de tres meses, en la madrugada del 16 de abril de 2008, Marcia decidió hacerle un llamado a su hijo; él aceptó. Pero ese mismo día terminó siendo asesinado.

Marcia no desistió. Enfrentó el dolor y el sufrimiento con amor y perdón. Visitó a la madre del asesino, que estaba en depresión, y después de un año en oración fue a la prisión para visitar a Tarcisio, quien había asesinado a su hijo.

Cuando lo encontró, sintió un amor sobrenatural. Decidió “adoptarlo” como hijo, le ofreció estudios bíblicos y pasó a acompañarlo en su vida. Sin embargo, Tarcisio fue asesinado el 29 de junio de 2016. Marcia cree que él ya había aceptado a Cristo.

Además de perdonar al asesino de su hijo, Marcia decidió iniciar un trabajo de evangelismo dentro de la prisión de su ciudad. Ella transformó el dolor en amor y el amor en misión.

Aprendió también que quien insiste en no perdonar termina sufriendo más que el ofensor. Recomienda: “Solo tendrás paz el día que entiendas qué es el perdón”.

Permite que Dios toque tu dolor con su gracia y experimentarás el consuelo del Cielo. Como resultado, tu vida replicará el ministerio de Jesús y hasta los enemigos serán alcanzados por su amor.

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