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Invirtiendo en la crisis

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“Y vino a mí Hanameel hijo de mi tío, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: Compra ahora mi heredad, que está en Anatot en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia, y a ti corresponde el rescate; cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra de Jehová” (Jeremías 32:8).

Nabucodonosor realizaba el último sitio contra Jerusalén. La crisis era profunda y todos estaban con miedo. A pesar de la oposición que sufría, el profeta Jeremías anunciaba que la ciudad sería destruida y que los judíos pasarían setenta años bajo el dominio de Babilonia. En aquel momento de crisis, mientras aumentaba la desesperación, Dios alimentó la esperanza de su pueblo.

La profecía de la destrucción de Jerusalén era tan certera, que el profeta alertaba a sus contemporáneos a no escuchar las falsas promesas que decían que en breve volverían del cautiverio. Deberían establecerse, constituir familias, comprar propiedades y crear raíces (Jer. 29:4-10). Él informó la condición en que la tierra quedaría, quién los dominaría y cuánto tiempo duraría el cautiverio (Jer. 25:11, 12). Dios no podía ser más claro.

Sin embargo, el Señor le pidió a Jeremías que utilizara no solo sus palabras, sino también sus recursos para anunciar que todavía había esperanza. El profeta debería comprar una propiedad de su primo Hanameel, en Anatot. La pequeña ciudad quedaba a cinco kilómetros de Jerusalén. El problema es que “entonces el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén” (Jer. 32:2). Una propiedad en el medio del cerco enemigo tenía un único interés: mostrarle al pueblo que ellos volverían y que todas aquellas propiedades tendrían, otra vez, valor y utilidad. Era una inversión de fe.

¿Tú harías una inversión así? Como hizo con el profeta, Dios pide que nuestras inversiones hoy muestren cuál es realmente nuestra visión del futuro. ¿Estamos interesados solo en aquello que trae resultados presentes o en lo que produce resultados eternos? Nuestros ojos ¿están en las batallas perdidas de la Tierra o en la Patria Celestial? Nuestras decisiones, prioridades e inversiones necesitan mostrar que creemos en la Biblia, seguimos las profecías, tenemos esperanza y confiamos en que Jesús muy pronto volverá. Mira más allá. Tus inversiones en esta Tierra muestran el tamaño de tu interés en la Tierra Nueva.

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